martes, 9 de junio de 2015


LAS DOS CARAS DE POLÍTICOS MAÑOSOS
Aunque hemos perdido nuestra capacidad de asombro, aún suceden en Guatemala hechos insólitos, del mundo de la fantasía, que causan perplejidad. A principios de la semana pasada, la gente de la UNE, en una sorprendente conferencia de prensa acusó al partido Lider de recibir financiamiento del narcotráfico y de constructores y contratistas corruptos del Estado. En contrapartida, los del Lider, supuestamente indignados, saltaron a acusar a los “sandristas” de los mismos malos hábitos.

La gente de la UNE ha olvidado, convenientemente, que la elección de Álvaro Colom como presidente “títere”, llevó al poder absoluto del Ejecutivo y del Legislativo a Sandra Torres Casanova por interminables cuatro años, y a Manuel Baldizón como diputado al Congreso de la República, por segunda vez, pues en el periodo anterior había alcanzado una curul con los del PAN. Sin embargo, con Sandra y Álvaro en el Congreso, alcanzó la Comisión de Finanzas del Legislativo, sin duda, la más importante y clave en todos los sentidos posibles e imaginables.

Cuatro años más tarde, cuando Sandra Torres Casanova quiso pasar de presidenta de facto a Presidenta Constitucional de la República, y la Corte de Constitucionalidad le cerró la puerta, su candidato, el candidato del oficialismo, el candidato de la UNE, no fue otro que Manuel Baldizón.

La campaña electoral de Álvaro Colom fue paradigmática por recibir financiamiento millonario del temible narcotraficante Juancho León, de las narco familias Mendoza, Berganza y Lorenzana, de los conocidos narcos Obdulio el Yuyo Solórzano, de el Loco Turcios, de Hayron Bingotón Borrayo y de Carlos Quintanilla, quien no solo guardó la seguridad de Álvaro Colom como candidato presidencial, sino que fue Secretario de la SAAS –responsable de la seguridad presidencial- a la vez que representaba a las mafias criminales en su gobierno, cuya mandataria absoluta, omnímoda, autoritaria, despótica, tiránica y todopoderosa, era nada más y nada menos Sandra Torres.

Es decir, ambos, Sandra Torres y Manuel Baldizón, llegaron, la primera, a convertirse en nuestra dictadora por cuatro largos años y, el segundo, a repetirse como diputado al Congreso de la República, valga el detalle, con los pistos del trasiego de polvo blanco que no es harina, además de recibir cantidades millonarias en efectivo, entre otros, de los “constructores y contratistas” del Estado, Otto Samayoa, Jaime Aparicio, la empresa Sigma, la constructora Guerra y la empresa proveedora de medicinas J.I. Cohen; empresas que, por cierto, deberían de quedar proscritas como contratistas, constructoras y proveedoras del Estado y sus bienes analizados a la luz de la Ley de Extinción de Dominio.

Ahora resulta que los dos grupos políticos experimentan una severa amnesia, se rasgan las vestiduras y apuestan ilusamente a que no tenemos memoria y que nos van a persuadir que son niñas inocentes de primera comunión. A otros ingenuos y babosos con ese cuento.

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