martes, 13 de septiembre de 2016

Privatizar no es la solución


Varias personas todavía piensan que es “solo de soplar y hacer botellas”, según un dicho popular. Esto lo relaciono a la columna del periodista Pedro Trujillo, quien expone en su más reciente artículo, que el transporte público debe privatizarse y se utilicen las tarjetas prepago para hacerlo “más eficiente y seguro”.

“En contraposición al transporte masivo (pagado con fondos públicos) está el transporte privado —también masivo— entre ciudades. Tome un bus, en cualquier lugar del mundo, de una a otra ciudad, y comprobará que es de igual o de mayor calidad que el público, pero es más eficiente, está gestionado de forma privada, cuenta con competencia de líneas similares que hacen idénticas rutas y es económicamente rentable. Durante el viaje verá TV, le entregarán una gaseosa y un aperitivo y, seguramente, contará con sala de espera en la salida y la llegada, además de otras atenciones”.
“…Salir del guacal es la única forma de generar ideas nuevas que obliguen a los gestores tradicionales a que haya un control de subida a los buses (torno), se utilice el prepago y no se maneje efectivo, o exista un control real de pasajeros antes de recibir subvenciones”.

En primer lugar, no podemos comparar nuestra situación con la de grandes ciudades de países desarrollados. Al privatizarse en su totalidad el transporte, los grupos terroristas de mareros se organizaran de tal manera que continuarán extorsionando a los propietarios, obligándolos a pagarles las cantidades requeridas, a cambio de no asesinarles pilotos o efectuar ataques sorpresas a los buses, donde resulten muertos pasajeros.

En segundo lugar, eso de utilizar las famosas tarjetas prepago, es un desmadre y dolor de cabeza para los usuarios. ¿Por qué? ¡Simple! Todos los guatemaltecos incluyendo niños serán obligados a comprar dichas tarjetas, porque con un plástico de esos no pueden abordar dos o tres personas. Tiene que ser individual, porque al subir, se pasa la tarjeta en el aparato que colocan en el molinete de la puerta. Al bajar, volver a pasar la tarjeta, para marcar el kilometraje recorrido y en base a eso, le descuente la cantidad de dinero al usuario. Además, cada cien kilómetros,  se tiene que correr y buscar los lugares autorizados para recargar las benditas tarjetas: en horarios y días hábiles.
De todas maneras los asaltos continuarían, porque los delincuentes van por las pertenencias de valor y el dinero en efectivo que los pasajeros llevan.
Todos estamos conscientes de la cantidad de accidentes y muertos provocados por la competencia o peleas de pasaje que realizan los pilotos de las empresas privadas de buses extraurbanos. El pésimo trato que le dan a las personas; sobrecargan la unidad y con personas paradas, corren a excesiva velocidad, realizando maniobras peligrosas por sacarle ventaja a la competencia.

En la capital, prácticamente todas las zonas están cubiertas por el Transmetro que funciona como una empresa privada del alcalde capitalino Álvaro Arzú, la que disfraza como un servicio municipal, para cobrar millonarias cantidades al estado en subsidio, dinero que sale del bolsillo de los guatemaltecos.
Así que la solución a ese gran problema, no es únicamente privatizando y mucho menos, imponiendo la tarjeta prepago. La solución es implementar un control estricto sobre los pilotos y aplicarles la ley. Las empresas de transportes pueden continuar siendo administradas por empresarios particulares, pero que los represente el Estado. Así los mareros no pueden pelear en contra del Estado para exigir extorsión. Además, seleccionar las paradas o abordajes y colocar detectores de armas y mantener presencia policial en esos lugares. Los pilotos no deben parar donde se les dé la gana, para evitar que ingresen asaltantes…

Deben tomar en cuenta que las calles de la ciudad capital fueron diseñadas para la cantidad de carros que circulaban hace varios años. Ahora ya no se dan abasto. La solución tampoco es el Transmetro; porque Arzú, prácticamente privatiza parte de esas angostas calles para el paso exclusivo del Transmetro, creando un caos vehicular.  Se debe pensar en un metro (tren subterráneo),  incluso, hay compañías extranjeras que solicitan construirlo e implementarlo, pero como no le representa jugosas ganancias al alcalde, no lo acepta.

Son puntos que por el momento comparto, pero lamentablemente, los que ocupan los puestos de autoridad, únicamente piensan en su propio beneficio. No se les ocurre absolutamente nada en bien del pueblo. La única alternativa que toman, es sacar al ejército y policías a realizar abordajes, pero no se alcanzan para dar seguridad a tanto bus; y, precisamente, esa es la excusa que utilizan cuando ven que las cosas van de mal a peor…

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